Somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras
Aristóteles
La vida actual, especialmente la urbana, se caracteriza por ritmos frenéticos, estímulos visuales y auditivos que roban nuestra atención, información de usar y tirar y notificaciones de todo tipo. En esencia, todo lo contrario a la calma, la tranquilidad y el silencio.
Mientras que la calma y la tranquilidad nos resultan necesarias en diferentes momentos, el silencio incomoda. Son esos momentos en los que nos quedamos a solas con nuestros pensamientos. Es entonces cuando las emociones y los sentimientos afloran. En el Índice encontrarás otras técnicas para reforzar tu salud emocional.
Lo opuesto al silencio, el ruido
El ruido no sólo afecta al oído. Tiene efectos en todo el cuerpo:
- Físicos y hormonales: dificulta la comunicación, aumenta la presión sanguínea y los niveles de glucosa y cortisol (la hormona del estrés), puede afectar al sueño o al ya mencionado aparato auditivo.
- Psicológicos: estrés, déficit de atención, limitación de la capacidad de aprendizaje, irritabilidad, ansiedad o depresión.
Y entonces, ¿por qué nos incomoda el silencio?
Los aspectos negativos del silencio
Puede representar el fracaso de la comunicación, incluso ser una herramienta de manipulación sobre otras personas. No en pocas ocasiones rompe las relaciones, incluso tiene su palabro en la era digital: ghosting
Muchos de los “apellidos” del silencio reflejan su variante negativa: incómodo, culpable, arrogante, inquietante, resignado.
Aprendiendo a utilizar el silencio
El silencio, como tal, forma parte de la comunicación. Más de lo que creemos:
- Muestra respeto (silencio reverente), tanto en situaciones ceremoniosas como ante personas. Guardar silencio durante unos segundos tras algo que nos han comunicado u ofrecido, traslada a la otra persona que se valora y se toma en consideración.
- Se gana el respeto. Ésta es fácil… ¿qué nos predispone mejor a prestar atención, el castigo a una copa con una cucharilla y meñique alzado, o una persona de pie, en silencio, mirando al auditorio? Truco: también sirve para reuniones que se descontrolan (aunque quizá lo de la copa también, dependiendo de la reunión…)
- Comunicarás mejor, ya que su uso permite enfatizar, crear expectativa y deja que los demás asuman lo que has dicho.
- Hace fluir la información. Para asegurarse que la persona con la que estás hablando ha dicho todo lo que tiene que decir:
- ¡No la interrumpas! Fácil de decir, pero, a veces, difícil de hacer…
- Que termine de expresarse. Podemos darle retorno asintiendo con la cabeza, diciendo “ajá”, …
- Silencio de unos segundos
- Si tiene algo que añadir, lo dirá. Ése es el verdadero meollo, la esencia de lo que quiere transmitir
- ¡Enhorabuena! Has practicado la escucha activa y mejorado enormemente tus dotes conversadoras
Un silencio nervioso suelta las lenguas.
Jacqueline Carey
Conclusiones
El silencio es otra faceta de nuestras vidas, y como tal, no es ni buena ni mala, todo depende de cómo lo utilicemos.
Nos ayuda a desconectar, relajarnos, descansar, conocernos mejor y crecer a nivel espiritual. Además, es una potente herramienta que puede mejorar la calidad de nuestra comunicación, ya que, si apagamos nuestro deseo de réplica, podremos captar mejor el mensaje que nos quieren transmitir y, además, nos puede facilitar que la otra persona termine de explicarse.
Practica el silencio, aprende a vivir con él para que cada vez te incomode menos. Dicho todo esto, me lo aplico.