Como todo en esta vida, debemos entender por qué hacemos las cosas si queremos ejercer algún control sobre ellas. Invertir nuestro dinero no es diferente, por lo que debemos tener clara qué estrategia de inversión nos interesa, aplicarla y mantenerla.

En esta entrada vimos como crear de forma sencilla una cartera de inversión que nos permita comenzar a recorrer este camino, pero… ¿sobre qué base se asienta ese tipo de inversión?, ¿qué quiere conseguir y cómo?
Una definición más formal de estrategia de inversión es el conjunto de reglas y procedimientos que permiten orientar al inversor en el momento de elegir la cartera de valores, teniendo en cuenta la rentabilidad, el riesgo, el plazo o los costes asociados, conceptos ya tratados en el blog.
Hoy vamos a conocer mejor dos estrategias muy populares que se caracterizan por su sencillez y bajos costes asociados, que permiten iniciarse a inversores principiantes o no profesionales.
La cartera Boglehead
Llamada así en honor de John Bogle, su creador. Este caballero es el fundador del Grupo Vanguard, la segunda gestora de fondos de inversión más grande del mundo.

Su filosofía se basa en la gestión pasiva, es decir, en “copiar” de forma automatizada lo que haga el mercado que tenga como referencia. Se basa en dos pilares fundamentales:
- Inversiones a largo plazo, ya que observó que con el tiempo, los mercados tienen una tendencia de crecimiento
- Bajos costes, ya que al automatizar su gestión (de ahí el término pasivo), no son necesarios grandes equipos de inversores, evitando además el sesgo humano.
Crear una cartera de este tipo es muy sencillo, como ya hemos, pudiendo configurar la cartera que mejor se adecue a nuestra tolerancia al riesgo con gestoras (roboadvisors) económicas y fiables, como son Indexa Capital o MyInvestor.
La cartera permanente
Harry Browne elaboró este método de inversión con el objetivo de asegurar rentabilidad independientemente del contexto económico, por lo que a su vez, tiene un enfoque conservador.
El concepto de esta estrategia de inversión es muy sencillo. Consiste en utilizar a partes iguales cuatro activos diferentes: acciones (renta variable), bonos (renta fija), oro y dinero.

La “magia” de este enfoque es que el Sr. Browne identificó las cuatro situaciones en que se puede encontrar la economía y asoció qué activo se comporta bien para cada una de ellas “tirando del carro” en cada situación:
- Prosperidad: las acciones – renta variable, crecen a un ritmo mayor que el ritmo de crecimiento real de la economía
- Inflación: el oro es el valor refugio, por lo que se revaloriza
- Escasez de dinero: periodo de corta duración que cambiaría a otra de las situaciones. En este caso, es el efectivo el que permita controlar las pérdidas, comprando activos baratos si es el caso.
- Deflación, antesala de la depresión económica: los bonos (renta fija) se revalorizan, ya que los nuevos bonos se emiten con un menor interés.
Pese a que sólo la cuarta parte de la cartera “aporte” en cada escenario, esta estrategia ha demostrado rentabilidades anualizadas del orden del 5% descontada la inflación, con pocos ejercicios en negativo.
Lo que no puede faltar en tu estrategia de inversión
Dos puntos clave que no podemos perder de vista, porque pueden dar al traste la estrategia, impidiendo conseguir los objetivos previstos:
- Diversificar, diversificar y diversificar. No pongamos todos los huevos en la misma cesta. La diversificación puede ser geográfica, por tipo de inversión, incluso con el roboadvisor utilizado
- Rebalanceo. Si bien la gestión pasiva o la cartera permanente están ideadas para no tener que estar pendientes de ellas, una vez al año es necesario comprobar que las proporciones de cada tipo de vehículo de inversión están dentro de los márgenes previstos.
Conclusiones
Invertir es cada vez más fácil y barato. Invertir bien, controlando los riesgos, también puede ser fácil sabiendo cómo. Esta entrada tiene el objetivo de mostrar el camino para que cada cual pueda analizar qué le conviene más… ¡Larga vida y prosperidad!